El día libre

Hoy es mi día libre y quiero escribir precisamente sobre eso.
En los años que llevo opositando he cometido todos los errores de principiante y de veterana, he tropezado en todas las piedras en que me prometí que no tropezaría y estoy intentando corregir todo ello, con la esperanza de aprender una lección que me lleve al aprobado.

Una de las cosas en las que fallé desde el principio y en la que sigo fallando es no saber desconectar. De hecho aquí me hallo, en mi día libre, escribiendo y pensando en la oposición. Pero no es solo eso. Mi no saber desconectar se ha traducido en muchísimas ocasiones en saltarme el día libre. De hecho, si soy sincera, han sido más las veces en estos años que me he comido el descanso que las que lo he disfrutado, por lo menos en su plenitud (el día completo).

Siempre he admirado a los opositores que son capaces de cogerse el día libre aunque esa semana no hayan cumplido los objetivos, o aunque tengan la sensación de llevar los temas regular o incluso mal al cante siguiente. Debo decir que el hecho de cantar un lunes tampoco es de mucha ayuda en lo que a disfrutar del descanso se refiere, porque mientras escribo estas líneas me pregunto qué narices hago tirada en el sofá viendo una película malérrima de Antena 3 cuando mañana tengo que hacer el cante jondo. Pero lamentablemente la vida no se adecua al opositor, y aunque yo cante los lunes mi Sr. Paciencio no puede no ir a trabajar los martes, ni mis padres, ni mis amigas, ni en general nadie puede tomarse el martes libre con alegría y alborozo, de manera que no me queda otra alternativa que amoldarme yo al Universo. O eso o tirarme la tarde del martes en el sofá viendo La casa de papel, una actividad que por otro lado me parece sumamente interesante, pero algunas veces (pocas, que ya tenemos unas edades y no precisamente las de Lulú) surge algún plan los fines de semana (últimamente sólo despedidas de soltera y baby showers, que no ayuda demasiado a mi inclusión social), o simplemente me toca dedicar tiempo a mi familia y mi Paciencio y mi pobre perra opositora, con lo que la sensación de estar faltando al estudio se incrementa.

Si podéis cantar un viernes, no lo dudéis, es absolutamente maravilloso. Yo sólo lo he visto en otras personas, llevo demasiados años odiando los lunes y sé que si cantase otro día me sería infinitamente más fácil respetar mi día de descanso, pero como esta es mi circunstancia, debo hacer el esfuerzo por acabar mi semana de estudio el sábado para tomarme el domingo de descanso y el lunes simplemente repasar o estudiar lo que me falte. Ciertamente el sistema de arrastre me está ayudando a recuperar el día libre sin remordimientos, porque los temas acaban tan machacados que el día de cante únicamente hay que meter alguno nuevo o bien cantarse todos crono en mano sin mirar apuntes, con lo que da tiempo a todo sin tener esa sensación horrible del día precante.

En fin, que si hay algo que os puedo transmitir desde este cutrillo rincón de la blogosfera o como se diga, es que respeteis vuestro día libre. La gente que conozco que aprobó la oposición tenía día libre, 15 días de vacaciones de verano y su semanita en Navidad, se tomaban sus cañas pos-preparador, salían algunos sábados (o incluso todos), iban a bodas en verano... Un opositor que sabe desconectar en un opositor que cuando tiene que estudiar puede estar al 100%. Ojalá se me pegue algo de los que son así, porque aunque haya gente que se jacta (aprobados y no) de no coger vacaciones, de no descansar, de saltarse el día libre... No es algo de lo que presumir, es un error claro y manifiesto que debemos corregir porque nos pasa factura. Siempre pasa factura, salvo que seas de los que aprueban pronto. Un día descansando no es un día perdido.

Me lo voy a escribir en la frente, porque me cuesta aprenderlo, y porque cuando tienes que llevar una casa, con todo lo que eso implica (comidas, ropa, barrer, perro, compra etc) es fácil acogerte a los ratos perdidos en el día a día para justificar tu no descanso, decirte "bueno, esta semana perdí X tiempo con la casa, así que realmente ya he descansado". No, error! No has descansado. Así que no te pongas esa excusa, por favor, porque la semana será mucho más dura y el cansancio se va acumulando y llegamos a la convocatoria extenuados.

Hay que acumular fuerzas para llegar fuertes a la carrera definitiva. Así que sean cuales sean las circunstancias de nuestra vida, hay que coger el día libre, o si son muy complicadas (compañeros con hijos, a los que admiro enormemente, o con "cargas familiares" o laborales realmente duras) por lo menos cogerse medio día. Pero esa desconexión es importante, y cuando digo que es tan importante como el tiempo de estudio os prometo que no exagero.

Lo dejo por escrito para que no se me olvide. No más autoboicot del día libre.
Dicho esto, me levanto del sofá que... ¡Me voy de cañas!

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