Todos para uno y uno para todos

Tengo el blog abandonado porque no me da la vida. El arrastre me arrastra y no cumplo el planning ni bajo amenaza de muerte, pero necesitaba escribir esto.
A veces los compañeros de preparador, que después de tantos años son amigos, aprueban. Entonces es maravilloso. Todos nos alegramos, sentimos que cruzar las puertas del Supremo con el apto es una posibilidad real, que no es algo que solo le pasa al hijo de la vecina (ese que aprobó en un año llevando solo 40 temas). Sentimos que si ellos, personas normales que se agobian y fallan y dudan pueden hacerlo, nosotros también. Es bonito y genial y ayuda a tirar hacia delante más que los miles de consejos vacíos que lees en las redes sociales.
Pero a veces los compañeros de preparador, esos que después de tantos años son hermanos, suspenden. Y entonces te duele como si fueses tú. Y te jode, y te da rabia, y quieres volar a Madrid a dar un abrazo que no consuela, pero que significa "te entiendo". Porque solamente quien ha salido derrotado del Tribunal Supremo puede entender cómo se siente. Cómo cruzas las puertas pensando "¿Ya está?", "¿Todos estos años y esto es todo?". Porque sí, porque no siempre que se estudia se aprueba. No siempre que te esfuerzas obtienes un apto.
No siempre que luchas, ganas.
Ojalá mi amiga encuentre fuerza para seguir luchando.
Ojalá todos sepamos resurgir de cada suspenso como el ave fénix, más fuertes, más sabios, más preparados para seguir en la batalla.

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